El vino tinto: Exquisitez para el paladar
Tomar
una copa de vino representa
uno de los mayores placeres que ofrece la vida, pues, tiene presencia y puede
acompañar a una infinidad
de platos a los cuales realza el gusto y le otorga
ese carácter de
festividad a cualquier almuerzo o cena. Este licor
proviene de la uva y a través de una serie de procesos se convierte en
una de las bebidas que más se emplean a la hora de degustar un rico platillo o
simplemente, disfrutarlo al lado de una chimenea, leyendo un buen libro, viendo
una película o sencillamente saboreando
su exquisito sabor.
Dentro
de los tipos de
vinos que existe en el mercado, se encuentran los tintos
que son aquellas bebidas
alcohólicas que se elaboran a partir de las uvas tintas y
que, durante el proceso
de fermentación, los compuestos que se encuentran de manera
natural en el fruto, pasan al líquido, dando así ese color característico.
Este licor ha sido utilizado durante muchos siglos ya sea como una manera de
demostrar poder y
riqueza o a manera de medicina, de igual manera, es
una alternativa para
pasar el rato.
Hacer vino tinto es
un procedimiento que demanda delicadeza, pues, hay que combinar materia prima, estar
pendiente de cada paso en la elaboración y mantener un continuo seguimiento en
cuanto a la
temperatura se refiere, para lograr obtener un producto
delicado y fino, ideal para el consumo
humano. Su fabricación comprende las siguientes fases:
1.-Recolección del fruto:
Es el proceso en donde se recolectan las uvas que son cultivadas y destinadas a
la producción de
vino, aunque esta fase varía según el clima de la zona y la
variedad del fruto. Su cosecha debe efectuarse en el momento preciso, lo
que determina el porcentaje de azúcares
y acidez.
2.- Despalillado:
Procedimiento que consiste en separar
el fruto de la parte que mantienen unidas a varias uvas y
le otorga esa forma de V, así como la eliminación de ramas, hojas y otros
restos que pueden otorgar un sabor
amargo a la preparación.
3.- Estrujado: En esta
fase se usa una máquina llamada pisadora
o estrujadora que permite separar la pulpa o mosto de
la uva de la piel que la recubre, esto permite que las levaduras naturales que
contiene el fruto, comience a separarse.
4.- Maceración y fermentación alcohólica:
Una vez que se tiene la pulpa, esta se macera durante entre 10 a 14 días
en grandes
depósitos. Así mismo se produce la fermentación alcohólica en
donde el azúcar se transforma en alcohol
etílico.
5.- Prensado: El mosto
macerado se cambia de depósito y es allí donde se procede a prensar aquellas
partes que todavía están sólidas para extraer todo el líquido posible,
evitando romperlas.
6.- Fermentación maloláctica:
Esta es una segunda fermentación que dura entre 15 a 21 días y consiste en
convertir el ácido
málico presente en el mosto en ácido láctico, lo que
reduce la acidez del producto.
7.- Envejecimiento: Este
proceso de lleva acabo en barricas
de roble, lo que le confiere una gran cantidad de aromas.
8.- Trasiego: Consiste en
cambiar el vino de recipiente de manera regular para así permitir la oxigenación y
la separación de los sedimentos
sólidos que se acumulan en el fondo.
9.- Clarificación: Es la
parte de todo el proceso de elaboración que tiene por finalidad de eliminar
las impurezas del
vino tinto y lo prepara para ser conservado y distribuido
sin alterar sus propiedades
organolépticas.
10.- Embotellado: Este es
el último paso del proceso, aquí pasa algún tiempo más envejeciendo en la
propia botella, lo que ayuda a logran un mayor equilibrio entre la acidez,
aroma y sabor.
El
vino tinto es un excelente acompañante para degustar platos de mariscos,
quesos, carnes rojas y algunas verduras. De igual manera, puede consumirse solo
y así disfrutar de su aroma y sabor.