Conoce las razones por las que el vino tiene más graduación alcohólica
La graduación alcohólica de los vinos se ha disparado hasta 4° más que hace unos 25 o 30 años. Tanto en
el apartado de tintos como en blancos e incluso rosados, tradicionalmente
considerados los "menos vinos", el porcentaje de etanol ha subido meteóricamente en todo el
mundo.
En España, por ejemplo, este fenómeno es especialmente relevante por
cuanto la subida de grado ha coincidido con la revolución del vino nacional más allá de
las grandes bodegas clásicas y hegemónicas de la Rioja.
Hoy día, entre
innumerables botellas con modernas e ingeniosas etiquetas, procedentes de
pequeñas y selectas bodegas de las más variadas denominaciones de origen, es
difícil encontrar en algún establecimiento, supermercado o bodega de vino con menos
de 13 grados de alcohol. Muchos superan este porcentaje para situarse en los
14°, con tendencia a vencer pronto dicho nivel.
Especialmente si se trata de tintos, la gesta
se vuelve casi imposible, pero no es más sencillo con muchos blancos o rosados,
que han puesto su pica por encima del 13%, quizá buscando compensar la falta de
estructura propia de su elaboración. Esta tendencia puede parecer
contradictoria si se atiende a un estudio de 2015 en el que se deducía que el
cerebro es capaz de distinguir mejor los matices en los vinos cuyo porcentaje de alcohol es
menor al 13, 5%.
De allí que las pequeñas bodegas de vino son
una de las razones por las que esta exquisita bebida tiene un porcentaje en su
grado de alcohol; un valor en alza y muy apreciado por los consumidores, puesto
que trata muchas veces de veticultores
que recuperan terrenos olvidados, con viñas viejas que dan gran potencia al
vino porque sus frutos salen con altos concentrados en azúcares.
Como la cosecha es poca y las condiciones
del terreno son estrechamente limitadas, los azúcares no se diluyen, como sí
pasa cuando se cosechan grandes extensiones con microclimatologías más
variadas. El resultado son vinos de alto grado alcohólico.